sábado, 21 de julio de 2007

...::esas cosas de la vida::...

Pasó tanto tiempo que ya casi no recordaba sus facciones. Ahí lo tenía, sentado frente a mí, en el más absoluto silencio. Traté de ignorar su mirada que intentaba traspasar la mía, parecía buscar algo, no lo pude ignorar, aunque traté con todas mis fuerzas.
Estaba igual que antes. Que envidia, habían pasado 14 años y ni se le notaban. En cambio a una, mejor ni hablar.
Y así justamente fue, no dijimos ni una sola palabra, no sé para qué me citó si no me dijo nada, no sé para que fui si no le dije nada. Debe ser porque ya nos habíamos dicho muchas cosas, después de tantas palabras lo mejor es el silencio, tal vez por eso fui.
No nos saludamos, nos vimos, se paró junto a mi, esperamos a que llegara el metro, nos subimos en el primer vagón -igual que antes, es el más vacío- se sentó en frente mío y ahí nos quedamos dando mil vueltas por las calles subterraneas del metro.
Miré el celular, eran casi las 6 p.m., que tarde pensé, esperé a llegar a mi estación y me bajé sin despedirme. Él no me siguió, no esperaba que lo hiciera.
En la noche sonó el timbre, era tarde, muy tarde. Abrí la puerta y era él.
Entró sin decir nada, tampoco le dije nada. Me tomó las piernas y me echó al hombro, me tiró en la cama, con cuidado y lentitud me despojo de mi pijama, parecía disfrutarlo, yo lo disfrutaba.
Me hizo el amor como hace 14 años atrás.
Al despertar al otro día encontré en la mesa del balcón una nota: Estás tan hermosa como la últim vez, me encanto volver a verte. Adiós.
Adiós significaba que no lo volvería a ver y así fue.

jueves, 5 de julio de 2007

...::parecer no es perecer::...

Nunca pasó. Aquello que no quise que fuera realidad no lo fue. Y si llegase a ser cierto no quiero saberlo.
Eso me aterra un poco. No hay peor ciego que el que no quiere ver, dicen, y yo no quiero ser así de ciega. Pero tampoco quiero renunciar a mi pequeña burbuja rosa, llena de felicidad y paz, y pareciera que con tal de no reventarla estoy dispuesta a ser una ciega, una completa y perfecta ciega.
Pero en realidad, después del tiempo que ha pasado, después de las conversaciones, las miradas, los silencios y una que otra lágrima. Después que la marea se clamó, algo me dice que era falso y que mi burbuja puede seguir tranquila por el mundo, que no hay espinas amenazando con hacerla estallar. Y mi fe y mi confianza han vuelto. Mi cuasi seguridad también. Y las ilusiones que se calleron solas se restituyeron y esta vez no estaban ajadas, no faltaban pedazos.
Mi corazón ingenuo siguió latiendo como antes, los ojos bien abiertos para ver todo alrededor.
Cuidadosamente envuelta en mi vestido, cautelosamente pintada.
La furia del ayer se fue volando a otro desdichado. Mi sonrisa a sus anchas iluminando mi rostro.
Y tu amor abrigando mi alma.

¿Cómo no va a ser una noche hermosa?