jueves, 30 de agosto de 2007

...::conmigo, contigo::...

Erase una vez...

Porque no hay veces en el pasado, sólo miradas agazapadas.

Eranse miradas agazapadas...

De eso no vale la pena hablar.

Quizás alguna vez quise imaginar que existió el "erase una vez". Preferí vivir la fantasía.

Nadie es digno de haberlo hecho como tú.

Dignidad es una palabra muy grande, no me viene, yo soy pequeña.

Pero dignidad es la palabra justa para ti.

No quiero que me digas esas cosas, no quiero que me hables, no eres lo suficinetemente "digna" para mi. Tú no estás a mi altura.

Por abajo se te asoma la debilidad. Que fragilidad de corazones de papel apuñalándote. No somos nosotras las desvalidas, son ellas, esas con caras desenfadadas. No quieres que te miren, pero ellas sí están sobre nosotras, dile a ellas que me callen si no quieres escucharme.

No conoces lo que mientes. Me maltratas con tus disvaríos y me acusas de clamores sin sentido. Dulsura extraviada en tus besos de eclipses; los recuerdo en mi boca amortajada por el veneno de los que no quisieron verlo.

Te dije que no valía la pena preguntarlo, no necesitabas dudar, eras sólo tú.

Tú también estabas ahí.

Yo estaba muy lejos entonces.

Tú nunca has estado lejos, simpre encima, dentro. Me das miedo cuando pones esos ojos perdidos en la lujuria.

No me mientas a mi. Nunca te han dado miedo mis ojos, lo que te asusta es que se te escape la cordura y te revienten los tabues en la cara.

Tú no me conoces, nunca lo hiciste.

Sabes que sí. Que las miradas son malditas cuando las ocultas. No te das cuanta de lo obvio, no te quieres abrir.

Ya viste suficiente, de lo importante lo más importante me lo quitaste, te lo llevaste y se lo diste a ese. Me engañaste, de tu elixir me alejaste, me mataste con ternura.

Moriste porque quisite, no me pongas en la espalda culpas que no debo cargar. Supongo que no querrás escuchar de las verdaderas culpas.

Te extraño, la mujer de mi vida fuiste tú.

La mujer de tu vida eres tú misma.

Me dañaste y abandonaste. Abusaste de mi y me dejaste.

Tú te fuiste sin pensar lo que habíamos hecho. Fue hermosos hasta que lo arruinamos. Esas sí son culpas, pero no nuestras, son de los demás, déjaselas a esos que son capaces de cargarlas. Nosotras somos delicados capullos.

Burda. Fuiste para todos menos para mi. Yo soñaba con tu espalda, alucinaba con tus piernas de cristal, me bañaba en la luz de tu pecho.

Todo lo imaginas y luego lloras porque ya no existe.

Es que sí existió. Lo viví con pasión... pensé que así lo hacías tú también.

Yo no hago nada, no lo hice y no lo haré. Esperabas algo que no me era posible entregarte. Tú quisiste creer, te lo advirtió, no solo el mundo, sino tu corazón. Yo no era una niña de bien y lo sabías, igual te me tiraste encima buscando lo que sólo yo te podría dar. Sabías las consecuencias y lo hiciste igual.

Aún así esperaba que furas...

Cabiar nunca, eso fue lo primero que te dije.

Pero...

Los peros me mortifican, son iluciones alimentadas de dolor.

No merecías mis lágrimas, eran sagradas.

Eras sagrada y querías ya no serlo, estabas cansada. Lo recuerdo bien.

Ya no sigas. Dijiste que no hay veces en el pasado.

Mentí, igual que antes...

No quiero que otras te callen, la dulzura de tus labios la quiero para mi. No quiero compartir tu lengua, tus dientes, tu aliento.

Mi boca nunca fue tuya. Mi boca es del viento... es de quien la tome. Mi cuerpo es del que haga la mejor apuesta, no tiene dueño. Yo soy del viento, de la vida, del azar.

jueves, 16 de agosto de 2007

...::como quisiera decirte::...

Las palabras se agolpaban en mi paladar, pero ninguna conseguía salir de mi boca. Los labios pegados como por una fuerza superior se negaban a dejar escapar los sonidos.
- ¿Bueno y me vas a decir algo o no?-
Pero las palabras no salían, estaban atrapadas. Miré al cielo buscando una mágica solución. No encontre nada, ni si quiera habían nubes.
- Te acabo de hacer la confesión más grande y sincera de mi vida y tu te quedas callada. ¡No lo puedo creer! ¡Eres tan...!-
Es que no podía hablar. Es que tú no entenderías, de hecho no lo entendías. Es que era tan didícil.
- Si no vas a decir nada entonces mejor me voy. O crees que te voy a estar esperando eternamente. ¡Eres tan desconsiderada!-
-¡Ya basta! ¡¿Qué crees que no es difícil decir algo después de lo que me estas diciendo?! ¡Y no te das ni la molestia de esperar a que digiera la sarta de información que me vomitas encima! ¡¿Qué crees que soy?! ¡¿A caso no te has dado cuenta que tengo sentimientos?!-
- No te exaltes, odio cuando me gritas.-
- Entonces no me pongas nerviosa, odio cuando me presionas.-
- Está bien... perdón.-
- ¡¿Cuántas veces te he dicho que no me pidas perdón por tonteras?! Además, ya sabes lo que pienso... el perdón dejémoselo a Dios.-
- ¡Ya, ya, ya!-
- Es trade ¿nos vamos?-
- Ok. Sólo si me dices algo al respecto primero.-
-En el camino ¿bueno?-
- Bueno.