martes, 23 de febrero de 2010

A los cuatro vientos

Ya puedo gritar con calma que, !al fin!, vuelvo a respirar.

Gracias.

domingo, 21 de febrero de 2010

Vienes y vas y me dejas con el corazón en la mano,
con un suspiro a medias y con las lágrimas sin caer.
Suspendida sin saber bien que pensar, que sentir.
Vuelves con una mirada arrepentida y dolorida.
No soy tan capaz de verte, no me atrevo...
se te sale la inseguridad por cada comisura.
Se te salía, ya no sé.
Ya sólo quédate, ya?

sábado, 13 de febrero de 2010

Yo estaba paseando por mi fortaleza
allá lejos sobre la nube más pomposa.
Desde abajo oí una voz
que con nada de delicadeza
-que no podría haber tenido-
me grita, me irrita.
Y así, sin casi tiempo de abrir el paracaidas
me caí de mis castillos en las nubes.
Fue un aterrizaje forzoso
pero no alcance a tocar el suelo.
¡Qué suerte!

Para lo que se fue.

Las calles me prestaron el consuelo y me aguantaron las lágrimas de acero que cortaron mis mejillas. En el otro lado suenan las palabras dolorosas, pero ciertas. Y con la mano aferrándote no soy capaz de decirte adios. Unos pasos más allá llegan las dudas, los perdones, las culpas y aún más dolores. En el fondo siento que pronto va a venir aún más. La ventana intentando agarrar mi mirada pérdida, pero no lo logrará, sé que la perdí por un buen rato. Y por las noches siento quejarse el corazón medio seco y arrugado, no en el pecho... de ahí ya me lo has arrancado.