domingo, 23 de enero de 2011

Vecino

Para llegar hasta la puerta son sólo cinco pasos, de ahí son más o menos treinta minutos caminando. A las siete en punto pasa el autobus escolar con Magdalena adentro sentada junto a la última ventana del lado derecho. Dos horas más tarde son treinta minutos de vuelta y cinco paos atrás. Una taza de café con leche y dos galletitas, apagar la luces y nueve o diez horas de sueño. Martín baja la cabeza para decir sus oraciones en la puerta de al lado. De ahí en adelante fue sólo silencio.

jueves, 20 de enero de 2011

Las nubes son siempre igual de esponjosas, a veces más o menos rosa, pero siempre, siempre, siempre esponjosas, suaves. Y hoy, mis hormiguitas trabajadoras pulen y pulen mis castillos y parecen casi, casi relucientes, el cristal está volvindo a limpiarse y ya se ve un poco del paisaje que lo rodea. Y yo... bueno, yo me paseo tranquila por mis parajes, recordando, llorando, riendo, de todo, haciendo lo de siempre... ah, y por supuesto, disvariando mucho. De vez en cuando abro mis alitas y me echo a volar, nada más placentero que sentir el viento en la cara, despeinando el pelo, sentir el viento entre los dedos; y aporvecho de mirar, lo que de a poco a ido quedando atrás, lo que ha cambiado, lo que sigue ahí, como mis nubes. De vez en cuando encuentro a alguien que me traiga de vuelta. Y con todo esto he podido tomar decisiones, pequeñitas y a la vez gigantescas. Así he decidido que no pensaré más, que haré lo que sienta, que esta vez la guata tomará el mando y no me importa si se equivoca, para eso hay tiempo, infinito tiempo. Ásí que amaré a concho, lloraré hasta secarme, reiré hasta tener calambres y destruiré todo de rabia. Entonces entre el mar de sentimientos, mientras las olas me sacudan, quizás me encuentre otra vez, tal vez por vez primera. Hormiguitas, preparense porque sí voy a estar irritable y no haré nada para remediarlo, tendrán trabajo arduo recosntruyendo mis castillos cada vez que los despedace. Y si no resulta, al menos ahí seguirán las nubes, esponjosas igual que siempre, más o menos rosa pero, esponjosas.

domingo, 16 de enero de 2011

lo siento
lo intento pero no puedo
es mentira
que soy fuerte
no me resulta más
los segundos pesan
seca
me aplasta
la verdad
sin poder aceptarla
y pensar
hace mal
hacer cosas
no sirve
no no estoy
las nubes estan
amargas
grises
sin lluvia
y el sol
lo muestra
mejor
imposible no ver
aunque escondo
y cierro
se sale
...
ya no










tu música está aquí tus ojos en mi pared tus dientes más allá pero yo sigo siendo nadie y tú eres una estrella ¿qué te importa? he estado pensando en ti sin descanso ¿debo amarte todavía? ¿y verte en la cama? pero juego con migo misma

jueves, 13 de enero de 2011

M U E R T A

Un horror, yo sabía que sería así, pero sentirlo es muy distinto. Yo quería volar, es decir, aún quiero. Hoy estuve a punto de llorar de frustración. Insisto, yo sabía, pero es tan distinto en vivo. Y así y todo volveré el martes a seguir sufriendo, lo sé, soy masoquista. Aunque con los músculos molidos y todo tengo que reconocer que me gusta, que el cuerpo doliendo esconde otros dolores, que exigirse hasta casi no poder respirar es liberador. Quizás debí haberme preparado antes, un poco. Quizás de todos modos el primer vuelo sería cualquier cosa menos un vuelo. Pero si tengo que sacar algo en blanco puedo decir que mis metas, que me acabo de poner, son increiblemente realistas y a por ellas voy con todo.
Tu apoyo sería increible, nadie como tú sabía subirme el ánimo y darme fuerzas cuando ya las había perdido por completo. Y no me digas, por favor, que tengo tu apoyo. Sabes perfectamente a que me refiero.
Sí, sin duda hoy estoy más que muerta y ni quiero saber de mañana, presiento y lo sé, no me voy a poder mover. Un horror.
¿Cómo te lo explico para que lo entiendas bien?
Eso me pregunto todos los días.
T E R C O

domingo, 9 de enero de 2011

Sé que yo lo pedí

Sí,
fui yo quien lo quiso así.
Sí,
fui yo quien a duras penas pidió distancia.
Sí,
fui yo.
Pero, hoy
a duras penas
aguanto la lejanía.
Hoy,
a duras penas
aguanto.
¿Será verdad?
¿Será cierto
que esto es lo mejor?
Porque,
la verdad,
duele tanto como antes.

jueves, 6 de enero de 2011

Pieza compartida y vicios heredados

Desde pequeñita aprendí a vivir así, cegándome, evadiéndome. Aprendí a llorar despacito, sin sobresaltos y de preferencia en la noche, cuando la oscuridad oculta las lágrimas, los ojos y la nariz roja. Ella también hace lo mismo, me mira pero no me ve. No es bueno aprender a crecer así, haciéndote la idiota de lo que pasa una cama más abajo o más arriba. No es bueno guradarse todo adentro, va moliendo las entrañas lentamente. Para afuera una sonrisita sosa o simplemente nada. Por eso gasto tanto tiempo pegada en la ventana, mirando el movimiento de las hojas con el viento, porque ellas me llevan al infinito y me escuchan y aguantan las penas. Al menos antes podía dormir y descansar, ya no. Yo que era una experta apagando el cerebro ya no lo logro hacer más. Me acuesto pensando y pensando, repasando las historias una y otra vez, me despierto pensando y pensando, repasando las historias una y otra vez y así continúo el resto del día. A esta altura ya estoy agotada, ya perdí el comienzo y el final, ya mezclé recuerdos, pero la añoranza sigue a mi lado indeleble. Siento el corazón arrugado en medio del pecho, resecándose cada día un poquito más. Para afuera una sonrisita sosa o simplemente nada.

miércoles, 5 de enero de 2011

Mermeladitas

Podría ser que en el mundo estuviese pasando cualquier cosa. Podría ser incluso que lo peor esuviese pasando por tu vida. Y así era por esos días, y no es que algo tan grave pasara, sólo se sentía sola y confundida. Bueno, es que es dificil aceptar que una relación hermosa acabara así de pronto, porque para ella fue sin aviso previo.
Pero ese día la casa olía distinta, olía con ese aroma de cada verano en época de cosecha de damascos. Abrió la puerta y el aroma la atrapó y la condujo directo a la cocina, ahí estaba doña María, la abuela, llenando los frasquitos con mermelada recién sacada de la olla. Y como si no bastara con eso, en el horno se terminaba de cocinar un queque.
Era extraño, pero sólo eso bastaba para que el ánimo cambiara y todo quedase atrás, olvidado al menos por unos minutos.
Porque diganme ¿puede haber algo más reparador que un trozo de queque con mermelada de damascos recién hechos ambos? Y no olviden ese sabor a comida casera.
Para ella eso era suficiente, más que suficiente. Eso era aroma a hogar.




(Abuelos: Abelardo y María Inés)
Lejos los mejores del mundo

Lo que gano

Quizás, sólo quizás, tengas un poquito de razón y no es tan en vano la cosa, porque después de hoy, al igual que luego de las veces anteriores, sí me he quedado con algo:
- Risas por montón
- Dejar de extrañar (un poco)
- Algunos besos locos y deliciosos
- Miradas que dicen más que las palabras
- Esperanzas e ilusiones tontas (independiente de lo que preseinta que pasará)
- Lagrimas y más lágrimas
- Tristeza, alegría, nostalgia y de todo un poco mezclado
- Y aún más de la misma espera por una respuesta que nunca llega

En resumen: lo que gano es un corazón igual de roto que antes.

domingo, 2 de enero de 2011



"... Miguel, si es dolor de amor aguante fuerte, porque duele como fuego en la carne pero, pasa."