viernes, 8 de febrero de 2019

YesThankYouMorePlease

Anoche, así derepente, me invadió la añoranza. Añoranza de esa vida viajera que alguna vez disfruté tanto y que hoy ya no es. Que quedó en pausa hasta quién sabe cuando...
Anoche sentí nostalgia, de las pupilas inundadas de paisajes, del verde arrozal tan intenso como interminable, de mares y cielos, de arreboles vistos desde arriba.
Anoche quise más miradas y sonrisas entre un ruido casi ensordecedor de autos, trenes, animales y tanta, tantísima gente.
Anoche extrañé esa cómoda tranquilidad y seguridad de la no pertenencia, de ser una la rara, la otra, la ajena. De no entender lo que la gente habla al pasar, ni el ruido de la tele, ni el de la radio. 
Anoche, así derepente, esa nostalgia se teñía de tristeza y mientras me enterraba en fotos y recuerdos que aún se sienten presentes, porque no ha pasado tanto tiempo y ha pasado tanto a la vez; mientras repasaba memorias sentí como se me dibujaba una sonrisa y la tristeza que apenas alcanzó a nacer moría en brazos de infinita gratitud.
Anoche volví a pasar por el corazón todo el amor que viví en dos años de ensueño.