viernes, 30 de septiembre de 2011

El Maldito

No cierra los ojos, la vista fija en los suyos. Ni un pestañeo.
Con apenas la punta de los dedos le toca el pelo, lento y suave.
Se muerde el labio, tan fuerte que le sangra.
Estan cerca, casi tocándose.
La mente en blanco. Tararea muy bajito una canción. Su favorita.
1 segundo, 2, 3... 10. Y se va.

lunes, 26 de septiembre de 2011

quieres?

si pasas por aquí y tienes ganas, búscame, encuéntrame
hagamos una estupidez
soñemos otra vez? un ratito tomados de las manos, con los ojos cerrados
y después lloremos porque no va a volver, porque ya se fue
pero no me importa
nunca me importó llorar, deshacerme en lágrimas
eso sí, ríamonos mucho antes de llorar y después también
y no me quiero arrepentir
por ser idiota y ciega ya no me arrepentí, lo pensé un rato y no encontré que valiera la pena
quiero espiarte y que te des cuenta que te espío
no quiero estar maldita
quieres?? buscarme?? encontrarme??
seamos idiotas juntos un ratito más de nuevo??
y si no quieres, no importa, lo entiendo
pero te exijo cerrar los ojos y pensarme y reírte porque fuimos felices y eso es lo que vale
yo te pienso todos los días un rato y sonrío
aunque no es gran cosa que yo me ría, me sale fácil
todavía, todavía lo siento
















































[para ti: =) ♥]

lunes, 5 de septiembre de 2011

En trecera persona


La Dani no aparecía por ningún lado, la profe también la esperaba, la clase empezaría en unas horas y también tenía que sortear tema para su título. La llamó al celular pero no contestaba, así que decidió enviarle un mensaje. Maldito celular, no la dejaba enviar mensajes si antes borrar algunos, decía que la memoria estaba llena. Así empezó a borrar uno a uno los mensajes guardados. Primero, los enviados. Luego, los del buzón de entrada, eran casi 100 mensajes. Se sorprendió ¿desde cuándo no los borraba? Todos los que eran de amigas los borró sin siquiera leerlos. Entonces, aparecieron sus mensajes. Hace un mes que no había recibido ninguno de él. Y empezó a leerlos, no quería borrar alguno especialmente lindo.
Mientras los leía pensaba que ya había olvidado su ternura. No podía evitar sonreír al leerlos. Y le gustaba sonreír al leerlos. Recordó, una vez más, todas las cosas que le gustaban de él. Recordó por qué estuvo con él durante felices 5 años. Pasaron por su mente su aroma, sus ojos de azúcar, sus labios perfectos. Tardes de ternura y calor. Nubes color rosa, como las de las tardes de inicio de primavera. Fragmentos de risas, manos entrelazadas. Cariño infinito, amor total.
Es cierto, ahora sí lo echaba de menos. Ahora sí se notaba su ausencia. Ultimamente, ha tenido unas ganas locas de volver a llamarlo, de volver a verlo, de saber de él. Pero no lo ha hecho. Sabe que de hacerlo cargaría con la culpa de dañarlo profundamente. Así que se aguanta las ganas con fuerza divina. Además, está segura con la decisión que tomó hace ya un mes. Y está tranquila, siente en el fondo de su corazón que fue lo correcto. Pero eso no evita que todos los días piense en él u n ratito. No evita que lo eche de menos. No evita que lo siga amando. Y se pregunta cuánto tiempo será necesario para volver a buscarlo sin herirlo, sin que sus intenciones se malentiendan, sin confusiones ni recaídas. Porque ella, mientras más lo piensa, más lo quiere en su vida. Quiere ser madrina de sus hijos y que él sea tío de los de ella. Quiere ir a vacacionar con sus familias. Quiere una amistad incondicional, digna de tanto amor que aún le tiene.
Ya le perdonó todo lo que no había podido hacer antes. Incluso que nunca más la haya buscado después de haberle rejurado de guata que era el amor de su vida. Porque ella pensaba que a los amores de la vida no se les deja ir así sin más, sin pelear primero, aunque duela como fuego en la piel y aunque se pierda la pelea.
De los casi 100 mensajes, al menos 90 eran de él. Y después de leerlos todos solo 5 quedaron. La memoria ya había quedado libre, la hora ya había pasado y la clase debía comenzar en minutos. Antes de alcanzar a mandarle el mensaje, la Dani la llama para que se encuentren en la oficina y la acompañe a sortear tema para el título. Y ella con una sonrisa en la cara, como siempre, acompaña a su amiga para aprovechar de echar una miradita a los temas y saber lo que se le aproxima, porque antes del viernes ella también podrá sortear tema.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Dos puntos

Un nudo. Eso no es algo simple. Si está apretado es aún más complejo.
El agua. Moja todo. Invasiva.
En calles sin nombre nadie puede vivir. No podrían llegar a sus direcciones.
No lo reconozco. Pero sigo viendo tu fantasma.
Cuesta cerrar los libros cuando son hermosos. Y si el título está escrito con glitter me cuesta más.
Pero me inyecto bits para apagar.
Un nudo mojado en una calle sin nombre.
Eso. Eso sí sería perfecto.