jueves, 16 de noviembre de 2006

ay que sueño!

En esos momentos en que el sueño te vence y te empiezas a imaginar cosa, si los delirios han llegado, esa es la cantidad de sueños que tienes, pero no puedes dormir, es imposible, es indebido, eso no, no, no, no. Entonces cuando la razón hace mucho que se desvaneció aparecen los atisbos de creación, emerge el lado artista, la mirada diferente los miles de pensamientos que asedian la cabeza y que intentas inútilmente capturarlos todos en una insípida escritura. Pero eso tampoco se puede.
En la hora que nada se puede, ni ver tele, ni escuchar música fuerte, ni conversar porque están todos dormidos, ni chatear, ni navegar por la web porque ya ni fuerzas tienes para hacer eso. Es entonces cuando te invade la envidia, sí, de aquellos que tranquilos caen sin culpas a los brazos de Morfeo, de aquel que los llevará a las más bellas quimeras, de ese que los sumerge en profundo descanso.
Pero tú no, tú debes resistir a las tentaciones del más placentero de los dioses. Y ahí estás, casi agonizando, viéndote extinguirte en la nada, viéndote desplomarte en la silla frente al computador. A esta hora ya eres completamente imbécil, no comprendes ni quieres hacerlo, sólo piensas en dormir, soñar, descansar y a veces crees que lo estás haciendo pero tu cuello tenso y dolorido te recuerda que estás despierta, pero no atenta.
Cansada, abrumada, agotada, exhausta, lentamente te pudres de ganas de dormir, pero sabes que no puedes y que no lo harás, hay mucho trabajo por delante, una ardua tarea te espera, aguarda impaciente por ti. Y tú tratando de huir te ves ridícula, sabes perfectamente que no hay a donde escapar.
Sólo te da aliento la esperanza de un mañana limpio de tareas, placido y descansado, la playa y su aire crees que te repondrán, guardas la esperanza de que lo hagan, y el reconfortante abrazo maternal que todo lo cura, que todo mal ahuyenta llegará finalmente y encontrarás paz y reposo al menos por un día y al siguiente tu amado terminará de apaciguar tu encabritada alma que da saltos como loca e intenta escapar.
Eres de naturaleza evasiva e irreverente, alocada y sensible. No, tú no eres de aquí, definitivamente has de ser de algún otro lugar aún indeterminado.

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