sábado, 13 de febrero de 2010

Yo estaba paseando por mi fortaleza
allá lejos sobre la nube más pomposa.
Desde abajo oí una voz
que con nada de delicadeza
-que no podría haber tenido-
me grita, me irrita.
Y así, sin casi tiempo de abrir el paracaidas
me caí de mis castillos en las nubes.
Fue un aterrizaje forzoso
pero no alcance a tocar el suelo.
¡Qué suerte!

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmm...