Las calles me prestaron el consuelo y me aguantaron las lágrimas de acero que cortaron mis mejillas. En el otro lado suenan las palabras dolorosas, pero ciertas. Y con la mano aferrándote no soy capaz de decirte adios. Unos pasos más allá llegan las dudas, los perdones, las culpas y aún más dolores. En el fondo siento que pronto va a venir aún más. La ventana intentando agarrar mi mirada pérdida, pero no lo logrará, sé que la perdí por un buen rato. Y por las noches siento quejarse el corazón medio seco y arrugado, no en el pecho... de ahí ya me lo has arrancado.
1 comentario:
:'(
Me matan sus palabras...
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