miércoles, 5 de enero de 2011

Mermeladitas

Podría ser que en el mundo estuviese pasando cualquier cosa. Podría ser incluso que lo peor esuviese pasando por tu vida. Y así era por esos días, y no es que algo tan grave pasara, sólo se sentía sola y confundida. Bueno, es que es dificil aceptar que una relación hermosa acabara así de pronto, porque para ella fue sin aviso previo.
Pero ese día la casa olía distinta, olía con ese aroma de cada verano en época de cosecha de damascos. Abrió la puerta y el aroma la atrapó y la condujo directo a la cocina, ahí estaba doña María, la abuela, llenando los frasquitos con mermelada recién sacada de la olla. Y como si no bastara con eso, en el horno se terminaba de cocinar un queque.
Era extraño, pero sólo eso bastaba para que el ánimo cambiara y todo quedase atrás, olvidado al menos por unos minutos.
Porque diganme ¿puede haber algo más reparador que un trozo de queque con mermelada de damascos recién hechos ambos? Y no olviden ese sabor a comida casera.
Para ella eso era suficiente, más que suficiente. Eso era aroma a hogar.




(Abuelos: Abelardo y María Inés)
Lejos los mejores del mundo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mirame a los ojos si me quieres matar, nana yo no te voy a dejar (8)...

castillosenlasnubes dijo...

yo no te quiero matar
todo lo contrario