sábado, 16 de septiembre de 2006

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Como no sabía que estabas ahí sólo erntre sin preguntar ni tocar la puerta.
Como no te vi al entrar no me preocupe de que me pudieses ver ahí intruseando en tus cosas, me ganó la curiosidad.
Y no dijiste nada hasta que me iba, pero no te escuche. Sólo me enteré que estabas ahí cuando tus manos me tomaron por la cintura y me levantaron. No sentí miedo, no me sobresalte, creo que siempre había esperado a que me tomaras así sin que me diera cuenta.
No dijiste ni una sola palabra. yo tampoco dije nada. Me mirabas muy fijamente a los ojos, no hacía falta decir nada.
Lentamente bajaste el cierre de mi vestido, yo no puse reparos. Pusiste mi mano en tu espalda, te abrace como nunca lo había hecho y siempre había querido. Tiraste de uno de los pavilos y el vestido cayo al suelo, desabrochaste el sostén y me lo sacaste con suavidad. Comenzaste a besarme, cerre los ojos y te deje hacerlo. No lo hice porque no quisiera verte, sino porque estaba tan relajada que mis ojos se cerraron solos.
Lentamente te quite la ropa, con mucha suavidad recorrí tu cuerpo con mis manos.
Me llevaste hasta tu cama, nos recostamos muy cerca el uno del otro. Sentía tu respiración en mi cuello, sentía tus latidos, sentía tu piel calida junto a la mía, tan cerca que casi eran una sola.
Tampoco entonces hablamos, nos dormimos.
Al otro día al depertar tú aún dormías. Me levante muy silenciosa, no quería despertarte y no lo hice. Me vestí, te di un beso en la frente y me fui sin hacer ruido, sin decir nada.
Nunca antes habíamos hablado, nunca hablamos.
Te he vuelto a ver unas cuantas veces caminando por la plaza de la mano con tu novia. Tú no me has visto nunca más. No me buscaste después de ese día y no esperaba que lo hicieras. No te busque después de ese día.
La otra noche, en la fiesta de cumpleaños de tu amigo nos volvimos a encontrar. Ahí estabamos, tú con tu novia y yo con el mío, no nos dijimos nada sólo nos miramos y bailamos largo rato hasta que un amigo llegó a saludarme. Tras unas horas subimos a la habitación, no dijimos nada, no había nada que decir. Me besaste, te bese, fue un largo y dulce beso que siento aún no termina. Sin decir nada bajamos a la fiesta nuevamente, tú te fuiste con tu novia y yo corri a los brazos del mío. Reímos, bailamos, bebimos y nos fuimos sin despedirnos, sin decir nada, sin siquiera mirarnos.
A veces te veo pasar por la plaza de la mano con tu novia, a veces me ves pasar por la palza con mi novio.
Que extraño que siendo vecinos nunca nos veamos en nuestras casas, que extraño que estando tan cerca estemos tan distantes.

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