lunes, 11 de septiembre de 2006

::el que pestañea pierde::

No puedo creer que aún sigas bsucando tus ojos, cómo es posible que los hayas perdido. Así se empieza, un día pierdes los ojos, luego la boca, la nariz, los organos y así se sigue hasta que se pierde el corazón.
Ojalá que tú lo sepas conservar, amárratelo al cuello, mira que una vez que se peirde el corazón se acaba la cosa, hasta ahí no más llegaste.
Escuchame, no seas porfiado, no seas tonto, amárrate el corazón al cuello altiro o clávatelo al pecho pero no dejes que se te vaya como los ojos.
Y no me digas que no es tu culpa.

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