lunes, 25 de septiembre de 2006

¿Cuándo?

El vacío en mi cabeza es sólo una lusión, al igual que el vacío en la cabeza de cualquier ser pensante.
Esa ilusión que llega justo en el momento después de la saturación, ya sea por estrés a causa de la atareada vida universitaria o por la recarga emocional proviniente de mi disfuncional aparato sentimental.
Y nunca es rechazado ese vacío, porque después de un buen vacío mental, después del aletargamiento, reaparece con fuerza esa vivacidad que, en ocaciones, siento me caracteriza. Ahí etoy una vez más dando vueltas en la gran laguna de los pensamientos, esquivando los indeseables y atesorando los agradables, viviendo esos manzos paisajes de un lugar y un timepo inexistentes fuera de mi cabeza.
Que rico es saber que se piensa y en la medida de lo posible manejar los pensamiento, guiárlos, dirigirlos en el sentido que más me acomode. Y cuánto sufro cada vez que se me escapan de las manos, y aún peor es cuando los digo en voz alta y todo el que esté a mi lado se hace partícipe de mis más intimos tesoros, que horror que la gente conozca mis más escondidas y muchas veces retorcidas intenciones. Son sólo mías, no quiero que le pertenezcan a nadie más. Sólo yo puedo decidir que parte de mis pensamientos voy a entregarle a los que me rodean y que parte le entregaré a cada quien, según mi más profundamente injusta discreción.
También por eso en muchas ocasiones desvío la mirada, para poder ocultar de la manera más segura mis enfermizos gustos y opiniones. Intento proteger lo que hay dentro de mi cabeza, intento protegerme a mí, porque aquel que lea mis pensamientos, los decifre e interprete adecuadamente poseera todas las herramientas para hacer conmigo lo que se le antoje y tendrá el control total de mi vida, pués sabrá lo escensial sobre esta niñamujer que no tiene ni la menor idea de hacia donde va, ni tampoco le interesa aclararlo por lo pronto, sabrá todo lo sabible sobre esta niñamujer que se mueve por el mundo esperando que algun viento decida por ella el rumbo que tomará su andar y queda en manos del cuestionado destino su vida entera. Al menos con certeza asegura muy firmemente que disfruta cada camino que toma, cada experiencia de vida, cada segundo; y lo disfruta mucho más ahora que conoció a un viento muy dulce y puso en sus manos su vida.

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