miércoles, 4 de octubre de 2006

¿Cásate conmigo?

Como si nunca antes lo hubiese visto, como si no lo observara sagradamente todos los días al pasar por fuera del almacen, abrí los ojos con expresión de sorpresa cuando se dió vuelta a saludarme. No entendí muy bien por qué se dió vuelta, fingí no entenderlo, aunque sabía que me saludaba porque se había dado cuenta que lo estaba siguinedo igual que todos los días. Cada tarde esperaba que pasara por el almacen y lo seguía hasta el paradero, todos los días era lo mismo, sólo que esta vez no había nadie caminando entre nosotros, nadie que pudiese ocultar mi presencia en su sombra.
Con una sonrisa me preguntó por qué lo seguía todos los días, yo no le respondí ni el saludo ni la pregunta. Se dió vuelta y siguió caminando y yo atrás lo seguí sin decir nada. Empezó a caminar más lento y se dió vuelta a mirarme un par de veces, caminó otros pasos y paró, yo seguí caminando como haciendome la tonta, sin decir nada, sin mirarlo si quiera. Esperó un rato y empezó a caminar a mi lado, comenzó a hablarme, a conatrme lo que había hecho en el día. Y yo no decía nada. Hasta que llegó al paradero y pasó su micro, se despidió y se fué.
Al otro día volví a esperarlo en el almacen, al pasar por ahí y verme me saludo con cariño y empezamos a caminar, después de un segundo empezó a hablarme nuevamente, me contó sobre su familia esa vez, llegamos al paradero, esperamos su micro y se fue.
Todos los días lo esperaba en el almacen y caminabamos juntos a esperar su micro, me contaba algo de su vida y se iba. Estuvimos así durante un año, no importaba si llovía o si hacía mucho calor, siempre lo esperaba para caminar junto a él mientras me contaba alguna historia. Y yo siempre en silencio.
Un día se demoró en pasar, yo estaba preocupada y ansiosa, siempre era muy puntual. Apareció corriendo con un ramo de flores en la mano, estaba nervioso y yo también. Empezamos a caminar, pero esta vez él no decía nada. LLegamos al paradero, esperamos largo rato a que pasara la micro, siempre en silencio, y cuando esta llegó me dió las flores y se fue sin decir nada.
Cuando llegué a mi casa la entrada estaba llena de flores. No entendí lo que pasaba. En tonces me di cuenta que en el ramo que tenía en la mano había un mensaje: "ayer no pude aguantar la curiosidad y te seguí a tu casa". No se por qué me sentí tan feliz al leerlo, comence a recojer las flores y me encontré debajo de ellas un papel "te espero a las ocho en el almacen". No sabía que hacer, estaba nerviosa, desesperada, pero feliz, muy feliz. Puse las flores en agua y empecé a revisar que me pondría para el encuentro, busqué mi vestido negro, mis aros, mis pulseras y mi anillo. Me metí a la ducha, me arreglé y me fui. Era temprano, faltaban dos horas para nuestra cita, pero yo ya estaba parada afuera del almacen esperándolo.
Llegó justo a las ocho, me miro y dijo que me veía muy linda con ese vestido, yo lo quedé mirando en sielncio. Me miró largo rato hasta que me pregunto si me quería casar con él. Sólo entonces hablé "no me conoces, cómo te vas a casar conmigo. Tan sólo te he acompañado al paradero mientras escuchaba tus relatos, eso no es suficiente para casarse con alguien". Sonrió, me miró y me dijo que eso le bastaba para saber que yo era la mujer de su vida y replicó que estaba seguro que yo también lo amaba tanto como el a mí. No le dije nada, no sabía que decirle. Me tomó la mano y me dijo que iríamos a caminar a otro lugar hoy y yo no puse reparos, sólo me dejé llevar. Caminamos mucho rato por miles de calles hasta que llegamos a un paradero, entonces paré de caminar. Me miró intarnquilo. "Sí" le dije, había aceptado casarme con él. Me tomó por la cintura con ternura y me dijo al oido " te amo y te voy a amar siempre, te cuidare y nuca más voy a dejar que te quedes tanto rato callada, ahora me toca a mí escuchar tus historias".
Al otro día fuimos al registro civil y nos casamos, tres mese después nos separamos y nuca más fui al almacen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que hueba