lunes, 30 de octubre de 2006

::Especial::

- ¿Quieres jugar conmigo?- preguntó con su vocesita de niño bueno mirándome fijamente a los ojos con fingida ingenuidad.
- Por que no- le respondí también haciéndome la buena- Pero yo no sé, así que tú me tendrás que enseñar.
- No importa, yo te enseño- su voz ya no era nada inocente y su mirada tampoco.
Y empezamos a jugar, pero en realidad no era un juego, era una maldita excusa para huir una vez más y volver luego al mismo lugar y hacernos nuevamente los inocentes, entonces yo esperaría que me propusiera un juego y el lo haría y yo, otra vez, aceptaría.
Siempre era así, siempre lo había sido y lo seguiría siendo, porque así lo queríamos... aunque no nos gustara.
Él me miraba, yo lo miraba, nunca nos tocabamos, eso estaba prohibido.
Me gusta eso de fingir que es todo lindo, que me gustan los juegos, me gusta que tú finjas conmigo que todo está bien, que el mundo es hermoso y que somos felices jugando.
- Estoy cansado- me dijo después de un rato.
- Paremos- le respondí sin prestarle mucha atención.
Igual que siempre lo hacíamos nos acostamos en el pasto mirando al cielo, no hablábamos ni nos mirábamos ni mucho menos nos tocábamos (eso estaba prohibido).
Rompió la rutina, me tomó la mano y mirándome muy fijamente a los ojos, con la sinceridad que nunca antes había tenido, me dijo - eres muy especial para mí.
Asustada me alejé, no le dije nada y en silencio me fui. Dejé que pasara tiempo antes de volver a verlo. No podía olvidar sus palabras, que confusión me causaban, creo que para mí el también era especial, pero nunca antes lo había pensado.
Volví al lugar de siempre, ahí estaba él, sentado igual qe siempre. Esta vez no esperé su propuesta- ¿Quires jugar conmigo?- le pregunté extendiéndole la mano.
Me miró con una gran sonrisa, me tomó la mano y dijo mientras se paraba- Sí, por supuesto que sí.
Entonces sin pensarlo me avalancé sobre él y le dije al oído, muy bajito- Tú tambiém eres muy especial para mí.

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